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Después de catorce años, se volvieron a encontrar Diego Armando Maradona y la albiceleste. Ese encuentro mutuo, tan esperado por Pelusa, encendió la magia y la esperanza en el ciudadano Argentino.

Creo que mucha gente se pregunta si Diego es el candidato para dirigir la selección, un puesto tan difícil y competitivo. Aunque también hay que decir que el puesto es de Seleccionador, no entrenador ya que no pueden hacer una planificación diaria, semanal o mensual. Los calendarios son ajustados, los jugadores cada vez llegan más sobre la hora a los encuentros y la falta de tiempo hacen que sea un desafío muy difícil y comprometedor.

El puesto de entrenador requiere de mucha experiencia, de mucho conocimiento técnico-táctico; saber de las tendencias de juego en todas las ligas internacionales; firmes bases de conocimiento en psicología en el deporte, fisiología y de preparación física, para poder interceder si cada caso lo requiere. Obviamente que en los últimos tres, tiene que haber especialistas para tratar cada campo de la mejor manera posible.

Ver a Maradona con Bilardo, ayer en Escocia, me hizo remover las imágenes de México 86′, de Italia 90′. Del amor por la camiseta, de ver a Diego llorando, al Tata Brown con el hombro dislocado o aquella corrida eterna del pájaro Caniggia contra Brasil.

No sé que va a pasar, pero a los jugadores de la selección les produce un sentimiento especial al ver al diez sentado en el banco. Lo pude visualizar cuándo terminó el partido, Diego saludando a los jugadores y vi esas caras y los gestos; estaban todos felices de tenerlo a Diego cerca. Lo vi en la cara de Gago, en la de Jonás, en la de Mascherano, en la de Tevez…y en la mía también.

Me gusta tenerlo a Diego en la selección. No sé si es el indicado, si tiene experiencia o el carácter suficiente y el equilibrio emocional que requiere la posición

PERO ME GUSTA VERLO BIEN A MARADONA, CERCA DE LA SELECCION

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