Durante tres décadas seleccionó y formó a cientos de chicos. Su último fue elegir a buenaparte del plantel campeón mundial en Japón 79. A los 89 años sigue yendo a la Asociacióndel Fútbol Argentino -AFA- y cumpliendo con un rito: reunirse con amigos para hablar deChacarita su pasión.Ernesto Duchini está sentado en su oficina del séptimo piso de AFA. Es su lugar de trabajodesde hace 34 años, aunque últimamente sólo va “a atender el teléfono”, según sus palabras.Don Ernesto dice que no sabe cómo agradecerle a Julio Grondona haberle asignado unapensión mensual, en reconocimiento a sus más de tres décadas como asesor técnico de lasselecciones juveniles argentinas. Pero la ingrata paradoja que surge frente a este lúcido yamable hombre de 89 años, que empezó a ver fútbol por 1920, es el hecho de que estéperdiendo la vista. Justo él, que dedicó buena parte de su vida a observar y detectarjugadores en cualquier potrero y a promover otros de las divisiones inferiores. Precisamente,gracias a su ojo clínico pasaron por sus manos, y luego se consagraron, futbolistas de la tallade Roberto Perfumo, Pinino Más, Rubén Ayala, Oscar Ortiz, Jorge Olguín, Ramón Heredia,entre muchos otros. Pero reemplaza dignamente aquella carencia siguiendo por radio, comohizo en enero, la actuación de un equipo juvenil argentino, la pasión de buena parte de suvida.-¿Se siente identificado con el estilo de José Pékerman?-Sí, muy identificado. Lo fui a visitar a Ezeiza antes de que se fueran a Mar del Plata.Después, hablamos seguido por teléfono. Pékerman tiene la mejor virtud que puede mostrarun entrenador; saber elegir a los futbolistas y combinarlos dentro de la cancha. Yo siento queél es el mejor continuador de mi trabajo en AFA.-Después de tantos años de trabajar con jóvenes, ¿existe alguna fórmula o sistema paradetectar a aquel que puede llegar a Primera?-No, eso no lo sé explicar. Lo único que puedo decir es que al principio entra por los ojos. Unove a un chico llevando la pelota y ya se nota si tiene algo más adentro, si tiene talento. Perotambién es cierto que sólo con el talento muchas veces no alcanza. Hace falta que el jugadortenga temperamento, actitud… en fin, una personalidad adecuada.-De los que descubrió en inferiores y llegaron a destacarse, ¿cuál fue su jugador preferido?-En primer lugar, yo no descubrí a nadie. Esos jugadores traían una virtud, un talento desdechicos. Mi tarea, en todo caso, fue encarrilarlos, ayudarlos a que desarrollaran todo esobueno que tenían. Después, yo siempre destaco a Roberto Perfumo y a Pinino Más, quefueron muchachos que quise y todavía quiero mucho. Perfumo demostró ser, además de ungran futbolista, una persona con muchas inquietudes.-Y habrá casos de jugadores con un gran potencial que no trascienden…-Ésos son la mayoría. El porcentaje de los que llegan a primera es muy pequeño, así queimagínese que vi de todo. Pero sí, hubo muchos chicos con una gran categoría, con los quedespués no pasó nada. En esos casos, las causas pueden ser muchas. Hay algunos, porejemplo, que asoman en Primera y después no alcanzan la madurez necesaria paramantenerse.-¿Le pasó tener que frenar a los padres que presionaban para que pusiera a sus hijos?-No, eso es cosa de los últimos años. En mi época no era frecuente. Al contrario, habíamuchos padres que no querían que sus hijos se dedicaran al fútbol porque era consideradocosa de vagos. Y si a algún padre se le ocurría presionar por su hijo, no era bien visto en elmedio. Por entonces no estaba tan presente esto de buscar la salvación propia en el hijo.Pese a su edad, Duchini se esfuerza en conservar ciertas costumbres. Los domingos, porejemplo, sigue yendo de 8 a 10 de la noche al bar de Lacroze y Corrientes para juntarse consus amigos de toda la vida y hablar de su Chacarita querido. Y tiene la memoria intacta.Recuerda los equipos de River de la época amateur, el partido -que presenció- en cancha deSportivo Barracas entre Argentina y Uruguay del año 24, en el que Cesáreo Onzari hizo elprimer gol llamado olímpico; su época como jugador profesional en Chacarita en los años 30;su trabajo como entrenador en ese club y en casi todos los grandes, excepto Boca; y su tareacon las selecciones nacionales; entre otras, en los Panamericanos de fútbol de 1956 y 1960,en Toulon 75, en Japón 79 y en el Sudamericano Sub 16 de 1985. “Para mi gusto, el mejor detodos esos equipos fue el campeón invicto en los Juegos Panamericanos de 1955 en México,con la delantera Scialino, Maschio, Menéndez, Sanfilippo y Yudica. Argentina repitió ahí eltítulo logrado en los primeros Juegos de Chicago, en el 59. Pero el que más quedó en lamemoria de los hinchas fue el de 1979, con Diego Maradona”.-¿Cómo fue en ese momento el sistema de trabajo con Menotti?-Hubo algunos chicos que eligió él y otros, yo. Después los entrené y un mes antes se losentregué. Digamos que a ese equipo yo le puse el sobre, y Menotti, la estampilla. Disfrutémucho el triunfo en Japón, pero no fui al Mundial porque después de una tragedia en unpartido entre Argentina y Perú en el que murieron más de 300 personas, decidí no viajar más.(N. de R.: se refiere a un torneo preolímpico jugado en Lima en 1964).-Por qué desde entonces, hasta la llegada de Pékerman, no se repitió el éxito en juveniles?-No se dieron las circunstancias… En el 85 habíamos armado otro gran equipo con HugoMaradona, Fernando Redondo, Frutos, pero en el Mundial no funcionó. Por eso digo que laaparición de José Pékerman fue muy importante en ese aspecto.-Usted estuvo en AFA durante los ciclos de Menotti y de Bilardo. ¿Qué pensó cuando sedesató la polémica entre ambos?-Me mantuve al margen. Ésa fue una discusión que no condujo a nada. Más allá de los gustospersonales -yo me identificaba más con el fútbol de Menotti-, los dos contribuyeron aengrandecer el fútbol argentino.-¿Cómo se lleva con la nostalgia?-¿Y a vos qué te parece? Surge todo el tiempo. Siento nostalgia por los años en que erajoven, iba a la cancha, podía jugar. Ahora lo único que me queda son los recuerdos. Aunquetambién es injusto que me queje. Excepto por lo de la vista me siento bien.-¿Qué fue lo que hizo que se dedicara durante tanto tiempo a los juveniles?-Y, tal vez que, lamentablemente, con mi mujer no pudimos tener hijos. Y los reemplacé conlos chicos que dirigí. A ellos los traté como si fueran mis hijos y sé que para muchos fui como

un padre.

Por admin

Deja una respuesta