«Soy un enamorado de la creación, pero nunca ignoraría los aspectos del fútbol que tienen que ver con la voluntad. Correr es un acto voluntario, no de inspiración. La diferencia es que correr pueden hacerlo todos y crear, unos pocos. A mis jugadores les digo que jamás podría reprocharles la falta de talento. En lo que sí soy inflexible es en la entrega.

Existe un estilo argentino de jugar. Es el público quien impulsa esta creación. Cuando la pelota pasa de la defensa al ataque por abajo, a ras del piso, el público se siente cómodo. Cuando pasa por arriba constantemente se incomoda. Cuando yo dirigía a Vélez y Newell’s, si la pelota no iba a ras del piso sentía el murmullo de las tribunas. De todos modos hay algo universal: cuando un equipo gana, se bendice hasta lo malo; cuando pierde, se maldice hasta lo bueno»

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